lunes, 4 de julio de 2016

Sonrisas, globos y mucha ilusión en lo alto de la torre




El pasado domingo 26, al finalizar la Eucaristía de 11, un grupo de niños, padres y catequistas, tuvieron la oportunidad, y por sorpresa, de subir a lo más alto de la iglesia de “El Salvador”. 

Momentos de cansancio, de dudas, de “¿cuántos escalones quedan?”, etc.; pero todo, quedó en el olvido cuando los más pequeños llegaron a la altura de las campanas, asombrados por su tamaño y por su sonido (tapándose los oídos la mayoría de ellos); hasta que, una vez tocaron las doce campanadas, lanzaron los globos de colores que, cuidadosamente, habían logrado subir hasta la torre. Pero ahí no quedó la cosa, todos, hasta los más pequeños, subieron a lo más alto de la torre de “El Salvador”. 

Algunos titubeantes, con carcajadas otros, y muchos impulsados por esa curiosidad inocente, llegaron a lo más alto. Qué sonrisas nos regaló el Señor a los mayores en esa mañana de domingo, de oreja a oreja. Los niños no salían de su asombro, buscaron sus casas, sus colegios, saludaban, buscaban las miradas de los mayores confirmando que lo que estaban viviendo ¡¡era real!!


Uno nunca sabe el regalo que puede tener el Señor para nosotros cuando acudimos a su encuentro a la Eucaristía.; por ello, no debemos poner impedimentos para dejarnos “encontrar” o “sorprender” por Él.














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